Dialectos del Español

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Variacó el la Pronunciación

Siendo el español una lengua que se habla en más de veinte países, es natural que haya gran variación en su pronunciación. La variación lingüística es inevitable cuando una lengua se habla en un territorio extenso, debido a que la disminuye las posibilidades de comunicación entre los diversos grupos de hablantes. Al no haber contacto entre comunidades, las innovaciones que introduce cada nueva generación hacen que la lengua evolucione en diferentes direcciones. Esta es la causa de que el español que se habla en cada país sea diferente del de los demás países, y que aun dentro de un mismo país se hablen diferentes dialectos. Si además tenemos en cuenta que los grupos sociales y la formalidad del contexto pueden crear distancia entre los hablantes de una misma comunidad, es de esperar que existan muchas maneras de pronunciar el español.

Factores Geográphicos

La causa más evidente de la variación en la pronunciación del español es la distancia geográfica. Desde Europa hasta América, África y las Islas Filipinas, el español cruza las fronteras de más de veinte naciones, en muchas de las cuales se hablan también otras lenguas (p. ej. vasco, gallego, catalán, náhuatl, quechua, aimara, guaraní, tagalo, inglés, etc.). Aun si ignoramos la influencia de las lenguas con las que el español está en contacto, la gran diversidad geográfica de este territorio nos obliga a reconocer un número enorme de geolectos, es decir, modos de hablar particulares de ciertas áreas geográficas. Por razones de espacio, aquí nos limitamos a identificar las principales zonas geolectales. De acuerdo con tendencias generales de pronunciación, es posible dividir el mundo hispánico en tres regiones básicas: el centro y norte de España, las tierras altas y las tierras bajas. Aunque es innegable que la pronunciación del español no es uniforme en ninguna de estas regiones y que existen amplias zonas fronterizas que presentan características ambiguas, esta clasificación es útil porque nos permite fragmentar a grandes líneas el vasto territorio donde se habla el español.

Factores Sociales

Otro tipo de distancia que contribuye a que la pronunciación del español no sea uniforme es la separación que imponen las diferencias entre grupos sociales. De acuerdo con los estratos sociales (p. ej. clase alta, clase media y clase baja), el acceso que los individuos tienen a la educación varía. Mientras que las personas de la clase alta normalmente tienen educación universitaria, las personas de la clase baja generalmente tienen apenas educación elemental o son iletradas. Otro factor que favorece a los hablantes de la clase alta es el mayor acceso que tienen a la literatura, las artes y otras formas de expresión. La desigualdad de estas condiciones hace que el habla de la clase alta sea la que goza de prestigio social, mientras que el habla de la clase baja se tiende a ver con una actitud negativa (estigmatización). Para referirse al modo de hablar de un grupo social específico, los lingüistas usan el término sociolecto.

Además de la clase social, existen otros factores sociales como el sexo y la edad que afectan la pronunciación. Los hombres y las mujeres de una misma comunidad pueden diferir en la frecuencia con la que usan cierto alófono. Similarmente, es posible que los hablantes de una generación usen un alófono con mayor frecuencia que los hablantes de otra generación.

Factores Contextuales

Ocurre, además, que sin importar cuál sea nuestro geolecto o sociolecto, los hablantes de una lengua usamos diferentes estilos de habla porque adaptamos nuestro modo de hablar a las condiciones del contexto en el que se desarrolle el acto de habla. En un contexto formal, como al dar una conferencia, es natural que hablemos de una manera más esmerada; mientras que en un contexto informal, como al hablar con amigos en una fiesta, es más apropiado hablar relajadamente. En ciertas situaciones, como cuando damos instrucciones, es mejor hablar despacio; mientras que en otras situaciones, como cuando narramos un evento excitante, conviene hablar más rápido.

La velocidad y la formalidad con que hablemos son determinantes adicionales de nuestra pronunciación. Por regla general, cuanto más lenta o formal sea la expresión, más probable es que usemos alófonos que se mantienen fieles a sus fonemas correspondientes. Pero a medida que aumenta la velocidad o informalidad, es más probable que usemos alófonos infieles. El número de pausas y el número de sílabas también tienden a variar grandemente según sea la velocidad y la formalidad con que hablemos.